Si le explicas a una persona con buena salud ocular que lo pasas mal por culpa de los ojos llorosos, lo más probable es que no te entienda. No entenderá que lo pases mal por las lágrimas. Pero es así, el lagrimeo excesivo es un problema serio para el que lo sufre.
Médicamente se conoce como epífora y, como bien sabrás, puede afectar significativamente a la calidad de vida.
¿Qué hacer y cómo afrontar este molesto problema? Entender las causas del lagrimeo excesivo es fundamental para encontrar la solución más adecuada. Te lo contamos con detalle.
¿Por qué generas tantas lágrimas?
La lágrimas son esenciales para mantener la salud ocular, pero cuando se producen en exceso (o en defecto) causan problemas.
Además del lagrimeo constante, este problema se puede acompañar de otros síntomas como visión borrosa, sensación de “arenilla” en el ojo, enrojecimiento, picor o sensibilidad a la luz.
¿Por qué sucede? Esa es la pregunta. Las principales causas de los ojos llorosos son los siguientes:
Sequedad ocular
Esto puede parecer raro. Si los ojos te lloran, ¿puedes tener un problema de sequedad? Suena contradictorio, pero la sequedad ocular es una de las principales causas del lagrimeo excesivo.
Cuando los ojos no reciben la lubricación que esperan, el cuerpo responde produciendo más lágrimas. Es la respuesta defensiva y natural del organismo. Con la sequedad, a menudo se crea un círculo vicioso complicado de romper. Más adelante te diremos cómo conseguirlo.
Obstrucción del conducto lagrimal
El conducto lagrimal es el encargado de llevar las lágrimas hacia el ojo. Si está taponado o es más estrecho de lo normal puede causar problemas de lagrimeo constante.
Este problema puede ser congénito o desarrollarse con la edad, es frecuente en personas mayores de 60 años.
Irritación por agentes externos
Los ojos llorosos pueden ser una respuesta natural a irritantes como:
- Polen
- Tabaco
- Contaminación ambiental
- Productos químicos
- Cambios bruscos de temperatura
- Viento fuerte o aire acondicionado
A menudo, los usuarios no son conscientes de los agentes externos que les perjudican. Por ejemplo, una mala calidad del aire en las ciudades o el uso de químicos agresivos en la limpieza del hogar pueden estar detrás de este problema y suelen ser difíciles de detectar.
Infecciones oculares
Las infecciones como la conjuntivitis bacteriana o viral también pueden causar inflamación y lagrimeo excesivo. Estos casos suelen acompañarse de otros síntomas como enrojecimiento, picor y secreción.
Problemas en los párpados
Las alteraciones en la posición o función de los párpados, como el entropión (párpado hacia adentro) o ectropión (párpado hacia afuera), también pueden interferir con el drenaje normal de las lágrimas y causar un goteo constante.
Irritación por abuso de pantallas
Las pantallas están a la orden del día y causan numerosos problemas oculares. Cuando hablamos de pantallas nos referimos a dispositivos como televisores, ordenadores, teléfonos, tablets…
El lagrimeo constante puede deberse a la agresión que supone para los ojos pasar largas jornadas enfrente de una pantalla.
Uso incorrecto de las lentillas
Desde Visión24horas insistimos mucho en esto: si usas lentillas, extrema las precauciones. Son seguras y extremadamente cómodas en el día a día pero, además de comprar las correctas, debes respetar los tiempo de uso, la limpieza y la colocación para evitar problemas. Unas lentes de contacto caducadas, sucias o de mala calidad pueden irritar la superficie ocular y provocar lagrimeo excesivo como mecanismo de defensa.
¿Cuáles son las mejores soluciones para los ojos llorosos?
Cada una de las causas anteriores exige una solución diferente.
Por ejemplo, si te está perjudicando el abuso de pantallas deberías hacer un uso más razonable. Si el problema está en un irritante (como el humo del tabaco), en primer lugar deberías eliminar el contacto con el irritante.
La mejor solución es detectar la causa y abordarla de raíz. En cualquier caso, los siguientes consejos te ayudarán a aliviar el problema.
Usa lágrimas artificiales
Las lágrimas artificiales son el tratamiento de primera línea para muchos casos de ojos llorosos, especialmente cuando se relaciona con la sequedad ocular. Estos productos lubrican la superficie ocular, reducen la inflamación y rompen el círculo vicioso que comentamos al inicio. Elige lágrimas artificiales sin conservantes para uso frecuente y consulta con un profesional sobre la formulación más adecuada.
Extrema la higiene ocular
Algo tan simple como revisar y mejorar la higiene puede poner fin a este problema tan molesto.
Acostúmbrate a lavar las manos con agua y jabón con frecuencia para evitar que las manos sucias contacten con los ojos (a veces, los tocamos inconscientemente).
Además, una correcta higiene de los párpados puede prevenir, e incluso solucionar, algunos casos de lagrimeo excesivo. Para ello, limpia los párpados con toallitas específicas. Hazlo suavemente. Después, aplica compresas tibias para desobstruir las glándulas. También puedes masajear la zona con delicadeza.
Revisa tu entorno
El tercer consejo para el lagrimeo constante consiste en crear un entorno favorable para los ojos. Cada persona tiene hábitos diferentes y condicionantes, por ese motivo no podemos darte consejos personalizados.
Pero, por lo general, puede ayudarte hacer lo siguiente:
- Usar humidificadores si vives en entornos secos.
- Evitar las corrientes de aire directo (aire acondicionado).
- Protegerte del viento con gafas.
- Revisar los tiempos y distancias con pantallas.
¿Cuándo consultar a un profesional?
Busca ayuda profesional cuando el lagrimeo persista, se acompañe de dolor, produzca cambios en la visión o vaya a más.
Los especialistas pueden recurrir a procedimiento mínimamente invasivos (sondaje, irrigación o intubación), a tratamientos farmacológicos o a cirugía correctiva para crear una nueva vía de drenaje para las lágrimas.
En definitiva, los ojos llorosos son un problema común que tiene solución. Identificar la causa subyacente es crucial para aplicar el tratamiento más efectivo.
La clave del éxito radica en la consulta temprana con profesionales de la salud visual, ellos podrán diagnosticar la causa del lagrimeo excesivo y poner el tratamiento más apropiado.
Y recuerda: la prevención es importante para evitar los ojos llorosos. Revisa la hidratación ocular, protégete de irritantes y realiza descansos visuales frecuentes. ¡Cuídate!