¿Por qué veo peor con gafas nuevas que con las viejas?

Acabas de estrenar gafas. Tienen estilo y hasta te han ilusionado, pero resulta que con las nuevas ves peor que con las viejas.

¿En serio? Sí, pasa más veces de las que imaginas. Y no, no siempre significa que algo haya ido mal con tu óptica.

La buena noticia es que tiene solución y no te costará dinero. Sigue leyendo para descubrir la causa exacta.

Las 5 razones por las que ves peor con gafas nuevas

Tu cerebro te está jugando una mala pasada

Empezaremos por la causa más habitual. En la mayoría de los casos, ves peor porque las nuevas gafas necesitan un periodo de adaptación.

Llevas meses, quizás años, acostumbrado a ver el mundo a través de unas lentes concretas. Es razonable que quieras ver igual, o mejor, con las gafas nuevas, pero tu cerebro no funciona así.

Aunque la graduación de tus gafas nuevas sea técnicamente mejor que la de las antiguas, el cerebro necesita tiempo para “recalibrar”. Es como cuando cambias tu viejo móvil por uno mucho mejor y los primeros días todo te parece muy raro. Casi todo exige su tiempo y la vista no es una excepción.

¿Qué puedes sentir durante el periodo de adaptación?

  • Un ligero mareo o inestabilidad.
  • Visión borrosa en momentos puntuales.
  • Dificultad para enfocar.
  • Incomodidad visual.
  • Dolores de cabeza esporádicos.

Es probable que notes una o varias de las sensaciones anteriores. Casi siempre serán leves. Es decir, hablamos de incomodidad no de “problemas para ver bien”.

¿Cuánto dura ese suplicio? Normalmente entre 3 y 7 días. Si has sufrido un cambio graduación importante o usas progresivas por primera vez, entonces el plazo se puede ampliar hasta dos semanas.

Cambiaste a gafas progresivas

Si has dado el salto a las lentes progresivas, bienvenido al club de los que se marearon durante una semana.

Las progresivas tienen tres zonas de visión (lejos, intermedia y cerca) y unas áreas laterales de distorsión que no tienen las lentes monofocales. Tu cerebro necesita más adaptación porque debe aprender a hacer esto:

  • Mover los ojos de forma diferente.
  • Inclinar ligeramente la cabeza para enfocar según la distancia.
  • Ignorar las zonas borrosas periféricas.

Al usar gafas progresivas por primera vez es normal bajar escaleras con inseguridad o que el suelo “se mueva”. En este caso, la paciencia es tu mejor aliada. Si después de tres semanas sigues viendo mal, entonces sí, vuelve a tu óptica.

Aumentó tu graduación

Ahora puedes ver peor, pero en realidad estás viendo mejor.

Has leído bien. Si tu vista empeoró gradualmente, tu cerebro fue compensando poco a poco esa pérdida. Se acostumbró a ver mal. Ahora, con la graduación correcta, de repente todo está nítido… pero tu cerebro interpreta esa nitidez como algo extraño.

Es muy común cuando aumenta tu graduación de forma significativa o cuando corriges el astigmatismo que antes no estaba bien ajustado. Las líneas rectas parecen curvarse, los espacios se perciben diferentes y, en general, sientes que algo no cuadra. Ten paciencia. Dale tiempo al tiempo.

Algo ha fallado en las gafas

A veces el problema no es de adaptación, sino de las propias gafas. No es lo más común, pero puede pasar.

Las lentes deben estar perfectamente alineadas con tus pupilas. Si el óptico se equivocó con las medidas estarás mirando a través de la parte incorrecta de la lente.

Resultado: visión distorsionada, cansancio ocular y dolor de cabeza.

Los síntomas son parecidos si las gafas están bien o están mal, pero en este caso no notarás mejoría en los síntomas con el paso de los días. Por eso, si notas que sigues viendo mal tras tres semanas de uso, acude a tu óptico para que revise las lentes.

Ha habido un error en la graduación

A veces, puede haber errores en la graduación.

¿Cómo saber si hay un fallo?

  • Después de dos o tres semanas sigues viendo igual de mal o notas que va a peor.
  • Sientes un dolor de cabeza intenso y constante.
  • Aparece visión doble.
  • Tienes la sensación de que falta graduación en un ojo.
  • Ves mejor cerrando un ojo que con los dos abiertos.

En estos casos, vuelve a tu óptica. Si hay error, deberían rehacer las lentes sin coste adicional.

3 trucos para adaptarte mejor a las nuevas gafas

¿Quieres que el proceso sea más llevadero? Sigue estos consejos:

Úsalas todo el tiempo: Esto es lo más importante. Evita alternar las viejas con las nuevas. Es cierto que ves peor con las nuevas, pero si quieres acelerar el proceso debes usarlas todo el tiempo. Alternar dos gafas es alargar innecesariamente el proceso de adaptación.

Descansa la vista: Aplica la regla 20-20-20. Es muy simple y ayudará a combatir la incomodidad y a que la adaptación sea mucho más llevadera. Cada 20 minutos mira un objeto situado a 20 metros durante 20 segundos.

Sé paciente contigo mismo: Los primeros días son raros para todo el mundo. Es normal. Lo más probable es que veas mal con las gafas nuevas por falta de adaptación.

En definitiva, piensas que ves peor con las gafas nuevas y tienes razón. Pero eso no significa que la óptica haya hecho mal su trabajo o que te hayas equivocado en la compra. Suele ser justo al revés: has acertado de pleno. Ahora estás viendo correctamente, pero el cerebro necesita ajustarse.

Dale tiempo y sé constante con el uso. No uses las viejas gafas. Si después de tres semanas sigues pensando que algo falla, pide una revisión. Las buenas ópticas siempre estamos dispuestas a verificar que todo esté correcto y a poner solución si nos equivocamos (todos fallamos de vez en cuando, somos humanos).