¿Está relacionada la migraña ocular con la ansiedad?
La ansiedad y los problemas oculares son términos que van de la mano: ¿mito o realidad?
Es algo que preocupa cada vez más porque la creciente prevalencia del estrés y la ansiedad en nuestras vidas hace que otros problemas afloren a su alrededor.
Concretamente, cada vez más personas desean conocer el origen de la conocida como migraña ocular, una afección poco frecuente pero que genera mucha preocupación por sus síntomas. Iremos paso a paso para que puedas comprender las causas y saber cómo solucionarla.
Entendiendo la migraña ocular, más allá del dolor
Primero, es crucial entender qué es una migraña ocular, también conocida como cefalea ocular. Se trata de un trastorno caracterizado por síntomas visuales que preceden al dolor de cabeza.
Los síntomas pueden incluir líneas en zigzag, puntos ciegos, destellos de luz o incluso pérdida temporal de la visión.
A diferencia de una migraña tradicional, donde el dolor es el protagonista, la migraña ocular pone un fuerte énfasis en los síntomas visuales. Estos pueden durar de unos minutos a una hora y suelen ir seguidos generalmente por un dolor de cabeza palpitante, aunque a veces el dolor no aparece.
Abordando la ansiedad, una carga invisible en nuestros días
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo al estrés. Sin embargo, cuando se convierte en crónica, puede desencadenar una serie de síntomas físicos y emocionales, desde taquicardia hasta sensaciones de agobio y preocupación.
Las personas con trastornos de ansiedad pueden ser más susceptibles a ciertos estímulos. Acostumbran a tener un sistema nervioso en un estado de alerta constante.
Esta hiperreactividad puede, en algunos casos, actuar como un desencadenante para las migrañas y determinados problemas oculares.
Entonces, ¿existe relación entre migraña ocular y ansiedad?
Puede existir relación entre ambas, pero la ansiedad es sólo un factor más de la cefalea ocular, no el único.
También existen evidencias que sugieren que tanto las migrañas oculares como los trastornos de ansiedad pueden tener un componente hereditario. Si alguien en tu familia ha experimentado alguno de estos trastornos, tú también podrías tener un riesgo mayor de sufrirlos.
Además, detrás de las migrañas oculares puede haber otras razones:
- Problemas con alimentos como el chocolate, el café o el alcohol.
- Reacciones a ciertos medicamentos.
- Variaciones hormonales.
- Anemia, epilepsia, lupus y otras afecciones.
Hasta la fecha se desconoce la causa exacta de este problema. A menudo, podría aparecer por una combinación de las causas anteriores, aunque se sospecha que tanto el estrés como la ansiedad son dos de los factores más importantes y frecuentes.
En cualquier caso, debes comprender que cuando el sistema nervioso está alterado, como ocurre en un proceso de ansiedad, los ojos se suelen ver afectados.
¿Cómo solucionar este problema?
Si sospechas que tu ansiedad está relacionada con tus migrañas oculares, es fundamental abordar el problema rebajando la excitación del sistema nervioso central, así podrías notar una mejoraría en tu salud ocular, incluyendo una reducción de los molestos síntomas que se relacionan con las migrañas en los ojos.
Puedes probar estos métodos para rebajar la ansiedad:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): Esta terapia puede ayudarte a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento que desencadenan o agravan la ansiedad y las migrañas oculares.
- Relajación y técnicas de reducción del estrés: El yoga, la meditación y la respiración profunda también pueden ser útiles tanto para la ansiedad como para prevenir las migrañas.
- Consulta médica: Si experimentas síntomas de migraña ocular y ansiedad, es esencial consultar a un neurólogo o psicólogo para un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento.
La migraña ocular y la ansiedad acostumbran a estar relacionadas, pero no siempre es así. Detrás de los destellos de luz y del molesto dolor podría haber otras causas. Reconocer esta relación y abordarla de manera completa es fundamental para mejorar la calidad de vida del paciente.
Como siempre, en caso de duda, consulta a tu médico de confianza.
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