¿Cómo detectar problemas visuales en niños y qué hacer para prevenirlos?
En Vision24Horas nos preocupa la visión de grandes y pequeños.
Los adultos lo tenemos fácil: percibimos cuándo algo no va bien. Con los peques es diferente. Muchas veces, los problemas visuales se detectan demasiado tarde en los niños, especialmente en los más pequeños, ya que no siempre pueden comunicar o expresar lo que sienten.
Recuerda que la visión es una herramienta esencial para el desarrollo y aprendizaje de los niños. La detección temprana de cualquier anomalía visual es clave para prevenir complicaciones mayores y para asegurar que el niño pueda desenvolverse correctamente en el día a día.
¿Cómo detectar a tiempo los problemas visuales en los niños? Aquí tienes consejos prácticos para garantizar su bienestar.
Observa su comportamiento
Una de las primeras señales que pueden indicar un problema visual es la manera en la que el niño se comporta en su entorno. Son simples detalles:
- ¿Se acerca demasiado a los objetos? Presta atención a cómo interactúa con el televisor, los libros y los juguetes. Si se acerca demasiado podría ser un signo de miopía (dificultad para ver de lejos).
- ¿Entrecierra los ojos? Achinar los ojos para enfocar algún objeto puede indicar que el niño tiene problemas para ver con claridad. Es otra clara señal de alerta.
- ¿Gira o inclina la cabeza? Si el niño mueve su cabeza de forma extraña para ver mejor, podría estar intentando compensar una falta de nitidez o alguna disfunción ocular como el astigmatismo.
- ¿Parpadea mucho o se frota los ojos? El parpadeo excesivo o el hábito de frotarse los ojos pueden indicar fatiga visual, sequedad ocular o incluso un problema de mayor gravedad.
- ¿Se tropieza más de lo normal? Esto puede parecer obvio, pero suele pasarse por alto. Si el niño se tropieza con frecuencia o parece tener dificultades para moverse, podría tener problemas en la vista.
Pon la lupa en el rendimiento escolar
Antiguamente, un niño con malas notas era un vago, un mal estudiante o un desapegado. Por suerte, los tiempos han cambiado.
Está más que demostrado que un niño con problemas visuales tendrá más dificultades para mantener el ritmo en el colegio.
¿Qué señales deben hacerte sospechar?
- Problemas de lectura y escritura: Si el niño evita leer, pierde el hilo de lo que está leyendo o usa el dedo para guiarse por las líneas, puede que su problema esté relacionado con la visión. Es probable que le cueste enfocar bien las palabras.
- Errores al copiar de la pizarra: Si tu hijo se equivoca al copiar frases del libro o de la pizarra, también es posible que tenga algún problema de visión.
- Dificultad para concentrarse: La falta de concentración o los comportamientos hiperactivos pueden ser el resultado de un esfuerzo constante por intentar enfocar objetos o palabras.
- Dolores de cabeza o mareos: Los niños que fuerzan su vista a menudo se quejan de dolores de cabeza recurrentes, mareos o incluso náuseas. Si no existe otro problema médico subyacente, sospecha de la visión.
Presta atención a sus ojos
Además de los cambios en el comportamiento, ya sea en la “vida real” o en el colegio, existen algunas señales físicas que suelen advertir de que un niño tiene un problema visual.
- Ojos enrojecidos o llorosos: Si los ojos de tu hijo están constantemente enrojecidos o lagrimean mucho, podría estar sufriendo de una infección ocular o fatiga visual.
- Desalineación ocular: Un ojo que parece desviarse hacia dentro o hacia fuera (estrabismo) suele indicar un problema en los músculos oculares. Este problema requiere atención inmediata.
- Dificultad para seguir objetos: Los bebés y niños pequeños deben ser capaces de seguir con la vista objetos en movimiento. Si notas que tu hijo no consigue hacerlo o parece no enfocar correctamente, es una clara señal de alerta.
- Sensibilidad a la luz: Si el niño reacciona exageradamente a la luz, entrecerrando mucho los ojos o quejándose, podría tener fotofobia o algún otro trastorno ocular.
¿Qué debes esperar en cada edad?
No puedes esperar el mismo comportamiento en un niño de 3 meses que de 3 años. Esto es obvio. Por eso, es importante tener en cuenta las etapas del desarrollo visual normal, de este modo podrás identificar posibles problemas a medida que el niño crece.
De 0 a 6 meses: El bebé debería empezar a fijar la vista en objetos cercanos, seguirlos con los ojos y responder a caras familiares. La falta de reacción ante estímulos visuales puede ser motivo de preocupación.
De 6 a 12 meses: En esta fase debería ser capaz de seguir objetos en movimiento, reconocer caras a cierta distancia y empezar a coordinar ojos y manos.
De 1 a 2 años: A esta edad, el niño debería tener una visión bastante desarrollada. Si tropieza con frecuencia o parece tener problemas para reconocer objetos, puede ser un síntoma temprano de un problema visual.
A partir de los 3 años: En esta etapa, la visión sigue perfeccionándose y el niño debería ser capaz de enfocar tanto de cerca como de lejos sin problemas evidentes. En cualquier caso, es recomendable realizar una revisión oftalmológica completa a esta edad.
¿Cuándo acudir al especialista?
No todos los problemas visuales son fáciles de detectar a simple vista, por lo que es recomendable que los niños se sometan a revisiones periódicas con un especialista.
La mayoría de los expertos recomiendan un primer examen visual completo a los 3 o 4 años, aunque en casos de sospecha (si detectas alguno de los problemas que te hemos explicado antes) se debe hacer antes.
¿Cómo prevenir los problemas visuales en los niños?
Además de estar atentos a las señales de alerta, hay medidas preventivas que pueden ayudar a proteger la salud visual de los niños.
- Asegúrate de iluminar correctamente el entorno donde el niño lee, estudia o juega. Este simple consejo evitará que fuerce la vista.
- Fomenta los descansos, especialmente cuando el niño pase mucho tiempo frente a las pantallas.
- Diseña una dieta rica en vitaminas A, C y E, así como en omega-3. Su salud ocular te lo agradecerá.
En definitiva, detectar los problemas visuales en los niños no siempre es fácil. Estar atento a los detalles marca la diferencia. Presta atención a los cambios en su comportamiento, al rendimiento escolar y a sus ojos, todo eso te ayudará a identificar posibles dificultades a tiempo.
Y recuerda: Las revisiones periódicas son fundamentales para garantizar una buena salud visual en los peques.
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